martes, 5 de julio de 2011

La Xunta traslada a la fuerza a discapacitados

Amaranta tiene 19 años y una discapacidad intelectual del 65%. Aquejada del síndrome de Smith-Magenis, una enfermedad rara que provoca problemas del comportamiento y afecta al desarrollo, lleva media vida en centros de educación especial. Su corpulencia impide a Josefina Giráldez, su madre, controlar sus arrebatos de ira. Además, por las noches, Amaranta solo logra conciliar el sueño de forma intermitente. "Yo sola no puedo con ella. Hemos tenido que poner un candado en la nevera para impedir que, si se levanta a medianoche, se atiborre de comida, se atragante o se haga daño", explica nerviosa la progenitora.
Tras peregrinar por varios centros concertados, hace cuatro años que Amaranta encontró plaza en el Centro de Asistencia y Educación Especial Santiago Apóstol de A Coruña, donde residía durante los periodos lectivos, de lunes a viernes. Al centro, con capacidad para 200 discapacitados, acuden desde 1976 personas que no tienen cabida en el sistema educativo reglado, como Amaranta, cuya experiencia allí es positiva. "Es increíble el cariño que le ha cogido a su educadora; me habla maravillas de ella", explica Josefina.
"No quiero que tengan a mi hija drogada en otro centro", protesta una madre
Mucho menos halagüeño se le presenta a esta familia de Ponteareas (Pontevedra) el mes de septiembre, después de que la Consellería de Traballo e Benestar de la Xunta de Galicia (PP) anunciara por sorpresa hace unos meses la intención de convertir el Santiago Apóstol en un centro para discapacitados gravemente afectados, es decir, con una dependencia superior al 75%. Como consecuencia, Amaranta y al menos otros 11 discapacitados tendrán que cambiar de escuela o irse a casa.

Una solución provisional

Josefina denuncia que el centro no le comunicó hasta el mes de mayo que su hija no podrá seguir interna en el mismo colegio. "Amaranta tiene muchas dificultades para adaptarse a los sitios nuevos; además de que la alternativa de la Xunta es provisional, porque dentro de dos años, cuando cumpla 21, tendré que enviar a mi hija a una escuela concertada y ya acumulo malas experiencias con esos sitios". "No quiero que tengan a mi hija drogada en un rincón de cualquier centro porque no pueden controlarla de otra manera", suelta.
La Xunta sostiene que se sólo pretende crear un servicio "profesionalizado"
Aunque la Xunta justifica que la decisión tomada en el centro busca responder "a todos los intereses en juego para ofrecer "más y mejores servicios", los empleados están en pie de guerra y mantienen que el objetivo último de la Xunta es "recortar en personal y servicios". "Queremos un centro mixto para personas con discapacidad de todos los grados, no un centro de almacenamiento", señala el comité de empresa. "Cuanto mayor sea el grado de discapacidad de los residentes, menos personal se precisará para su cuidado", agrega.
La Xunta insiste en que la reformulación responde a la necesidad de crear "un servicio especializado y profesionalizado, adecuado a las necesidades de cada usuario". Pero la versión de los empleados es otra: "Tenemos las instalaciones, deben potenciarse los servicios. La Consellería solo quiere dar servicio entre las 10 y las 17 horas. ¿Cómo se va a conciliar así la vida laboral y personal de las familias de los discapacitados?. Lo único que pretenden es derivar a los internos a centros privados".

Público