martes, 18 de octubre de 2016

Nueva sentencia de Estrasburgo pone en evidencia nuestro sistema judicial-patriarcal

Obviamente, no confiamos en la justicia burguesa (tampoco en eso que llamamos "Bruselas" o "Estrasburgo"). Sin embargo, como Spain sigue siendo different, siguen llegando sentencias desde las instancias judiciales europeas que demuestran que nuestro sistema judicial y nuestro sistema de protección de menores están a años luz de poder considerarse que cumplen los estándares "democráticos".

Cada vez son más las sentencias condenatorias contra nuestras instituciones por arrebatos de tutelas (por robos de niñas y niños, hablando en plata). Pero también existe preocupación internacional por cómo se resuelven muchas veces litigios familiares, en especial divorcios con menores de por medio.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado al Reino de España por desoír las demandas de una mujer y su hija durante un proceso de divorcio. En concreto, los tribunales se negaron a escuchar a las dos niñas (entonces menores de edad), y finalmente concedieron la custodia compartida y derecho a visitas al padre, condenado en firme por violencia de género. Fue condenado por golpes y amenazas contra su mujer, pero fue absuelto de otras denuncias, por ejemplo cuando un juez estimó que agredir a las niñas con una fusta fue consecuencia "de una pérdida de control ocasional" (ya había sido condenado previamente por malos tratos). Una buena noticia que desde "Europa" nos digan que estas cosas no pueden ser. Aunque una vez más la condena es ridícula: tras 16 años de procesos judiciales, se condena a España a indemnizar a la mujer y sus dos hijas con 6200 euros más otros 2000 euros en concepto de gastos. Vergonzoso.

El problema no radica sólo en los jueces, también en los equipos psicosociales adscritos a los juzgados. Psicólogos y psicólogas, trabajadores y trabajadoras sociales, educadores y educadoras sociales...que juegan a ser dioses con los que estiman débiles y se muestran especialmente timoratos con quienes no parecen especialmente indefensos. En el sistema de justicia juvenil son quienes prejuzgan (en el sentido romano del término) a la chavalería que cae en sus garras, normalmente basándose en la liquidez de las cuentas bancarias de los progenitores (una familia monoparental suele servir también para indicar que lo más conveniente para la criatura en cuestión sea el internamiento educativo/encarcelamiento).

Pero en los procesos de divorcio con vástagos de por medio también tienen mucho que decir. De hecho, España es uno de los países donde siguen avalándose sentencias desfavorables a las mujeres (y menores) basándose en el SAP (Síndrome de Alienación Parental). Se trata de un "síndrome" que implica que el menor rechace a su padre pero no por la conducta del padre sino por la manipulación de la madre que enfrenta al padre con los hijos, deformando la realidad. Parece tratarse del intento de conversión en ciencia del mito de la serpiente y el pecado original. Y ciertamente es así, ya que la comunidad científica no reconoce semejante disparate como real (ni la Organización Mundial de la Salud ni la Asociación Americana de Psiquiatría reconocen al SAP como entidad clínica o médica). De hecho, el SAP fue "descubierto" por el siniestro Richard Gardner. Este sujeto ideó el Síndrome de Alienación Parental en 1985 (durante el proceso de litigio por la custodia de sus propios hijos), como forma de justificar los indicadores de abusos sexuales a menores en el ámbito familiar, obviando los abusos. El tratamiento planteado deja todo muy claro: para curar el síndrome, lo que hay que hacer es alejar al menor de la madre y "reprogramarlo" para que acepte al padre rechazado. Es todo tan retorcido que nunca se ha diagnosticado este síndrome salvo en procesos judiciales por la custodia de los hijos, que muchas veces han terminado por dar la custodia de los hijos al padre maltratador y/o abusador, convirtiendo así de facto al tribunal de turno en cómplice de los maltratos y abusos.

Volvamos al Reino de España y su sistema judicial. Aquí parece que los jueces siguen haciendo lo que les sale de los genitales. Poco a poco, y no sin enormes dificultades (que los curas siguen mandando mucho por estos lares), se ha ido clarificando que el cuento de las madres mezquinas y manipuladoras y los padres tontos de lo buenos que son no era del todo cierto. De hecho, la Asociación Española de Neuropsiquiatría desmiente la existencia del SAP, denunciando su sesgo de género y su perversidad, ya que cualquier intento de la madre por evitar que le quiten la custodia se convierte en nuevas pruebas de su manipulación, y cualquier intento de protesta del menor en nuevos síntomas del síndrome, de manera que no puede refutarse. Pero es que incluso el Consejo General del Poder Judicial ha invalidado la aplicación del SAP en procesos judiciales, al considerarlo una "teoría pseudocientífica que podría estar siendo utilizado para culpar a las mujeres de los miedos razonables de los niños hacia un padre violento". Incluso el gobierno, en 2011, instó a los jueces a no utilizar el SAP para justificar sentencias.

Pero a pesar de lo expuesto, los juzgados y sus equipos psicosociales (tan multidisciplinares en busca del interés superior del menor que dan asco) siguen amparándose en el Síndrome de Alienación Parental para cometer las tropelías a las que nos tienen acostumbrados. La única institución oficial en nuestro país que reivindica públicamente el SAP es el Consejo General de Colegios Oficiales de Psicológos de España. Una vergüenza que vuelve a demostrar la falacia de la independencia y objetividad de la ciencia, especialmente de la Psicología. Como ejemplo, señalar que uno de los firmes defensores del SAP en nuestra querida España es el psicólogo Javier Urra, perito judicial en temas de menores, primer Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid (defiende bajar la edad de responsabilidad penal de los menores a los 12 años). Autor de obras como "El pequeño dictador" o "Qué ocultan nuestros hijos", lleva toda la vida lucrándose a costa de la chavalería en dificultad personal y social. Actualmente dirige el programa Recurra-Ginso y forma parte del equipo de expertos del Instituto CocaCola de la Felicidad y del consejo asesor de la "ong" Padres 2.0. 

Espectacular curriculum al servicio de multinacionales para alguien especialmente preocupado por la ética (es profesor de Ética y Deontología en el Centro Universitario Cardenal Cisneros, y durante años fue presidente de la Comisión Deontológica del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid). Además, es miembro asesor de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica, entidad volcada en la defensa del Síndrome de Alienación Parental. No olvidemos que, por ejemplo, en un país devastado por los feminicidios como es México, se tipifica el SAP como violencia familiar, llegando a penarse con hasta 6 años de cárcel y retirada de la patria potestad y el régimen de visitas a "a quien transforme la conciencia de un menor de edad con el objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con uno de sus progenitores". Toda una joyita para el patriarcado patrio el señor Urra.

La situación es tan grave que Save The Children denuncia en su informe La justicia española ante el abuso sexual infantil en el entorno familiar que en base al SAP "se puede estar obstaculizando la investigación de presuntos abusos sexuales sospechados e incluso verbalizados por niñas y niños".

La lucha por los derechos de la infancia pasa irremediablemente por luchar contra el patriarcado, que impregna todas las instituciones de nuestra sociedad. Lo que antes venía con sotana, ahora viene con birrete. Así que las espadas en alto, porque nos lo estamos jugando todo. Y el enemigo lo controla todo, menos nuestra resistencia.